EL PCC FRENTE A OTROS PAISAJES CULTURALES DEL MUNDO
Blog viajeros con Entreriosycafe 20200420
En el ámbito mundial existen importantes zonas productoras de café, que si bien cuentan con unos rasgos distintivos y una belleza propia, se diferencian del Paisaje Cultural Cafetero en términos tan distintivos como el carácter familiar, la intensidad en mano de obra, la calidad del producto, el impacto en la economía regional, el capital social y la institucionalidad desarrollada alrededor de la actividad productiva. En estas diferencias radica su esencia y la base de su excepcionalidad mundial. El PCC se destaca en el ámbito mundial por la profunda identidad cultural que se ha desarrollado alrededor del café y por la existencia de una institucionalidad única que ha construido un capital social estratégico y ha generado sostenibilidad a la actividad productiva.
En el ámbito latinoamericano el principal referente de paisajes culturales productivos es el Paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de tequila, de México, incluido en la Lista de Patrimonio de la Humanidad en 2007. El Paisaje Agavero comparte con el PCC colombiano la orientación hacia una actividad productiva que es central en la economía y la cultura regional. Igualmente se asemejan en el arraigo de su cultura y su impacto en la identidad nacional.
Respecto a los bienes inscritos en la Lista de Patrimonio que se encuentran localizados en los Andes, la mayoría realza la riqueza natural existente a lo largo de este cordón montañoso o sus valores históricos y arqueológicos (prehispánicos o coloniales). No obstante lo anterior, recientemente se ha entendido que la mayor característica de esta región es la diversidad misma y que la categoría de los paisajes culturales, como unidades patrimoniales, puede destacar los sitios más representativos de esta diversidad que atraviesa a América de sur a norte. La inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la quebrada de Humahuaca (Argentina 2003), o los trabajos adelantados en el valle del Colca (Perú), el parque natural Sajama (Bolivia), la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia) y demás bienes inscritos en las respectivas listas indicativas, son representativos de esta diversidad paisajística de la región andina. El PCC comparte con los anteriores la exuberancia y riqueza natural de este importante ecosistema de montaña; sin embargo, su excepcionalidad va más allá de los valores históricos o ambientales, y se concentra en la estrecha relación que se ha desarrollado entre el hombre y la naturaleza para la producción de un café de calidad superior.
Por último, es importante destacar que si bien no existe en la Lista de Patrimonio otro paisaje cultural productivo que involucre la producción cafetera, el Paisaje arqueológico de las primeras plantaciones de café en el sudeste de Cuba es, desde el punto de vista temático, el referente más próximo al PCC. Este proyecto fue desarrollado para la protección de los restos arqueológicos de las primeras plantaciones de café, como expresión de un paisaje evolutivo fósil, cuyo proceso llegó a su fin. Si bien el eje temático del ejercicio de valoración es el cultivo del café, las connotaciones que adquiere un paisaje cultural productivo, como es el caso del PCC, no permiten una comparación objetiva entre los dos sitios. En el caso cubano se refuerza el valor histórico y testimonial de las huellas dejadas por la actividad, mientras que en el colombiano se destaca la permanencia y singularidad de sus cultivos en condiciones topográficas complejas, así como de su patrimonio cultural construido, especialmente en un gran número de viviendas cafeteras rurales que, en el caso cubano, solo quedan como vestigios de la historia económica y social del Caribe y América Latina.
En el análisis comparativo correspondiente a los atributos físicos del PCC relacionados con su arquitectura, poblados y contexto ambiental, así como a su autenticidad e integridad, con los otros paisajes culturales, se destacan las similitudes con el caso de la región vitícola del Alto Duero (Portugal, 2001), en donde surgieron y se desarrollaron poblaciones cuya configuración espacial y funcional responde a una actividad productora de la región. En efecto, en el caso de la región vitícola del Alto Duero, el trazado urbano y la manera como se usan el espacio público, los edificios emblemáticos, civiles y religiosos, las casas de habitación, e incluso muchas veces estructuras de producción y almacenamiento, y aquellas relacionadas con el comercio, aportan un alto grado de identidad e integralidad a la región. Lo mismo sucede, a mayor escala, en el caso colombiano.
En enero de 2010, el Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO apoyó la realización en Colombia del “Taller internacional sobre paisajes culturales productivos”, con el objetivo de socializar el proceso de investigación sobre el PCC colombiano con expertos en paisajes culturales y en la producción cafetera. El taller se desarrolló con el concurso del Ministerio de Cultura de Colombia, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y delegados de las gobernaciones y los equipos de trabajo de los cuatro departamentos que conforman el PCC. Asistieron, como expertos, el maestro arquitecto Ignacio Gómez Arriola, coordinador del Paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de tequila; el licenciado César Alejandro Medel Carrillo, asesor turístico de la Ruta del tequila en el paisaje agavero; el doctor Benoit Bertrand, genetista y especialista en café, y el maestro arquitecto Nuno Grancho, ex asesor en gestión y salvaguardia de la Región vitícola del Alto Duero y experto en paisajes culturales.
Los expertos realizaron comentarios y reflexiones tendientes a fortalecer el análisis del PCC a partir de su experiencia y resaltaron que los productos generados en los diferentes paisajes, como el vino de oporto, el tequila y el café, son símbolos de identidad de los respectivos países donde se producen, por lo que su continuidad como entidades productivas y como paisajes culturales es responsabilidad de los Estados y de la sociedad. Adicionalmente, consideraron que la inclusión del PCC en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO permitiría una mejor y mayor representatividad de los paisajes culturales productivos, y estimularía, además, su preservación y fortalecimiento en el futuro.